Palacio de Congresos

Lo hacemos posible

Muchas ciudades tienen su propio Palacio de Congresos. En su definición más simple, es un edificio destinado a acoger todo tipo de convenciones y asambleas. Pero, ¿de verdad solo sirven para eso? Nosotros creemos que no, que entre sus paredes se esconden infinitas posibilidades, y los responsables del Palacio de Congresos de Granada también lo vieron así.

La sociedad contemporánea vive en un continuo ciclo de cambio, y la ciudadanía demanda de edificios tan emblemáticos como éste adaptación y renovación. El Palacio de Congresos necesitaba una transformación profunda: de imagen, de filosofía y hasta de sus propios espacios. 

¿Y todo esto para qué? Alcanzar un objetivo bien definido: hacer de cada evento una experiencia única. Se llame congreso, concierto, espectáculo, exposición o feria comercial. 

Juntos lo hicimos posible. Bienvenidos a palacio. 

Su necesidad

Tras casi 25 años de historia, los responsables del Palacio de Congresos de Granada perciben que éste necesita una profunda renovación en las áreas de comunicación y marca. Consideraban que entre manos tenían una de las grandes joyas de la ciudad, pero que había perdido parte de su brillo original.

La visión del equipo gestor es hacer del Palacio de Congresos un ente que trabaje a favor del desarrollo de la ciudad, un punto de encuentro entre arte e innovación, un acicate para el cambio y la evolución de sus habitantes y organizaciones.

Se deseaba (y era obligación) dejar atrás la idea de que ese gran cubo de mármol verde era un contenedor de eventos esporádicos y aislados, para presentarlo como un espacio productor, comprometido con la divulgación del conocimiento, abierto a nuevos servicios y, sobre todo, por y para los granadinos.

Nuestra solución

Tras hablar largo y tendido con el equipo gestor, y comprobar cómo nuestra visión sobre este espacio coincidía con la suya, nos propusimos hacer que el Palacio de Congresos traspasara sus propios límites. Sus puertas debían abrirse de par en par a todo tipo de personas, eventos y públicos objetivos, aunque tuvieran poco o nada que ver entre sí. Ya sabéis, en la variedad está el gusto.

En una primera fase de trabajo detectamos dos tipos de públicos objetivos: profesionales y ciudadanos. Cada uno con propias aspiraciones, intereses y fuentes de información. Nos gustara o no, estábamos obligados a crear dos marcas, independientes pero interconectadas entre sí, creando un tono de comunicación reconocible para una de ellas y que nunca llegara a ser excluyente.

El punto de unión fue el slogan ‘Lo hacemos posible’. Con él se conseguía involucrar a dos líneas comunicativas diferentes en torno a un mismo concepto: independientemente de como sea tu evento, el Palacio de Congresos es lo que estás buscando. Congresos, conciertos, eventos de empresa, bodas, teatro, espectáculos. Todo bajo un mismo techo, bajo una misma marca global: PCGR. 

Los baselines aplicados a cada una de las submarcas eran uno de los elementos clave de diferenciación de los servicios ofertados: la vertiente profesional se apoyaba en ‘Congresos y convenciones’, mientras que el ámbito ciudadano lo hacía en ‘Tu palacio’, toda una declaración de intenciones. 

El juego con las gamas de verde y rojo reafirman esa especie de independencia consentida, identificando las dos líneas comunicativas planteadas al inicio del proyecto. Y no los elegimos al azar: ¿qué colores presenta la bandera de Granada? Otro sutil guiño a esa nueva voluntad de apertura a la ciudad.

Una vez quedamos satisfechos con la vertiente más creativa, volcamos esta nueva imagen en los distintos medios y soportes. La vertiente on-line, se expresó a través de las dos nuevas páginas web y la creación de nuevos canales en redes sociales. La off-line mediante una campaña publicitaria en múltiples soportes que alcanzó una gran notoriedad.

Gracias a la confianza del equipo del Palacio de Congresos nos atrevimos a desafiar lo convencional en un ámbito poco proclive a experimentos. Y ésta nueva identidad nos hace sentir que también Equilátera forma parte (aunque sea pequeñita) de la historia del Palacio de Congresos.

Y ojalá que sea por muchos años más.