Decía Oscar Wilde que con la libertad, las flores, los libros y la luna, ¿quién no sería perfectamente feliz? Y es que las flores significan tanto en los momentos más especiales de una persona que son capaces de hablar por sí mismas sin necesidad de una tarjeta.
Alejandra Romero, decoradora floral, conoce perfectamente el idioma de las flores, qué dicen, qué callan y cuánto emocionan.
Alejandra es una profesional todoterreno que cultiva sus propias flores, a las que mima con idéntico cariño y esmero con el que personaliza cada proyecto que realiza. Pero si las plantas y flores tienen su propio lenguaje, ella también necesitaba el suyo para comunicar por si misma todo lo que hace y por qué sus diseños son tan especiales.
Nos plantea dar un salto en su carrera, crear su propia marca e identidad corporativa y acompañarla de todos los recursos online y offline necesarios para dar más visibilidad a su trabajo y, al igual que hacen las flores, enamorar a primera vista.
Convertir a Alejandra Romero en su propia marca personal. Sí, se nos ocurrieron un montón de nombres preciosos y repletos de significado en torno al arte floral, pero ninguno como el de ella. ¿Era sólo una cuestión de que su nombre es bonito? (que lo es). No, era una cuestión de personalidad, la que ella imprime en cada ramo, en cada proyecto de decoración, en el cuidado personal e íntimo que hace de cada flor.
Alejandra forma parte de todo el proceso de trabajo, conoce la personalidad de cada flor y de cada cliente, por lo que para conseguir la identidad perfecta había que incluir la suya propia. Por eso optamos por hacer branding personal representado a través de su firma, de un trazo único que dota de personalidad a la marca y le otorga calidad y exclusividad.
Una marca tipográfica que al igual que las flores, tienen su propio lenguaje, expresan visualmente cómo es y cómo trabaja Alejandra: con alegría, con elegancia, con delicadeza, con un punto de romanticismo vintage y en contacto directo con la naturaleza.
