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Septiembre: sobre volver a apuntarnos al gimnasio o de verdad ir

En septiembre volvemos a la rutina, sí, pero también queremos desprendernos de ella. O al menos agitarla un poco, antes de que se convierta en una emergencia que nos lleve a pasar por el quirófano. Es el momento perfecto para abrir bien nuestros ojitos, repuestos tras muchas siestas bajo el aire acondicionado a todo trapo, y estudiar cómo podemos seguir mejorando, qué objetivos queremos alcanzar, qué herramientas debemos utilizar. Establecer una hoja de ruta para este nuevo ejercicio que estamos a punto de comenzar. 

Para ello, hemos pensado que no hay nada mejor que preparar un listado de buenos propósitos, que nos acompañen en el día a día y nos sirvan de guía. Un faro que emita fuertes ráfagas de luz para no perdernos en el extenso mar de la rutina de trabajo diario. Eso sí, sin llegar a cegarnos.

Y es que estos propósitos no son nuevos. Siempre los hemos tenido en cuenta. Pero, cada tanto, conviene revisarlos, reorganizarlos, replantearlos. Y tan importante como tenerlos bien presentes es poseer la determinación de conseguirlos, para lo que es fundamental que cumplan dos requisitos indispensables: 

  • Viabilidad: hay que dejar a un lado las misiones imposibles y ceñirse a unos objetivos realistas. Los milagros ocurren muy de vez en cuando. 
  • Temporalidad: es vital establecer un timing para que estos propósitos se vayan cumpliendo a lo largo de los próximos meses y que así sirvan de estímulo para continuar afrontando nuevos retos.

Decálogo de (no tan nuevos) propósitos empresariales

Sin mayor preámbulo, a continuación encontraréis éste nuestro decálogo, que también es vuestro. Incluye nuevas (y viejas) ilusiones, y sus principios son perfectamente válidos en cualquier organización o sector empresarial. La mejor prueba es el esfuerzo e ilusión con las que intentamos trasladarlos a cada cliente.

De puertas para adentro:

  1. 1. Cuidar la experiencia del empleado

Las empresas son familias, grupos de personas que conviven y están condenados a entenderse. Si la experiencia del cliente es uno de los aspectos que las empresas cuidamos con especial mimo, ¿no será tanto o más importante cuidar de nosotros mismos?. 

Nuestro primer objetivo debe ser mantener ordenada nuestra propia casa. ¿Cómo hacerlo? Haciéndonos un par de sencillas preguntas: ¿Estamos cuidándonos? ¿Cómo podemos fomentar el sentimiento de pertenencia al grupo? 

La integración e implicación del equipo de trabajo son fundamentales para la consecución de objetivos propios y ajenos. Es importante dar rienda suelta a las opiniones y preocupaciones individuales y hacer partícipe a toda la plantilla de un objetivo común. Y saber reconocer y agradecer sus esfuerzos.

Para ello, debemos utilizar todos los recursos a nuestra disposición, desde las herramientas más formales, como las encuestas internas, a las más informales, como unas desenfadadas cervezas el viernes. 

  1. 2. Afinar la productividad

La carga de trabajo en el día a día puede hacer que ciertas tareas se dilaten más a menudo de lo que nos gustaría. ¿Quién no ha sufrido un terrible atasco con alguna tarea determinada? Los imprevistos, nos guste o no, tarde o temprano aparecerán.

De ahí que sea de vital importancia recurrir a herramientas para mejorar la planificación y optimización de tiempos, simplificando aquellos procesos que lo permitan y apostando por la innovación y las nuevas tecnologías. Seguro que en vuestras oficinas también tenéis un compañero a la última de todo lo “tech”, no dudéis en consultarle. 

  1. 3. Revisar nuestra propia identidad

Puede parecer obvio, pero no son pocos los casos en que se producen desviaciones respecto a nuestra identidad empresarial. Nuestros valores deben impregnar todo lo que hagamos, y es nuestra responsabilidad trasladarlos diariamente a cada aspecto interno, desde cómo nos comunicamos a cómo actuamos. 

La cultura de empresa debe reflejarse no solo cuando nos dirigimos al exterior, si no también de puertas para adentro. 

  1. 4. Mantener reuniones semanales

Las reuniones semanales internas nos ayudan no sólo a definir y organizar las tareas indispensables, también a entrar en contacto con los distintos departamentos, implicarnos y empatizar con la labor de nuestros compañeros de oficina. 

En el caso de las agencias de publicidad, el trabajo de unos alimenta el de los demás, por lo que es de vital importancia remar al unísono, incluso cuando el viento sopla de cara. Estos principios son aplicables a cualquier actividad, ya que solo así tendremos una idea unívoca de hacia dónde nos dirigimos, cómo y porqué, dotando de consistencia todas las acciones de la empresa. 

  1. 5. Respetar la planificación

Tan importante como cumplir con los deadlines de clientes, es hacerlo con los nuestros propios. Un calendario de trabajo es un valioso recurso y la mejor manera de conseguir que todos los objetivos se cumplan, tanto en tiempo como en forma. 

Aunque es obvio que siempre habrá tareas con una prioridad superior a otras, posponerlas innecesariamente puede generar imprevistos cuellos de botella que inevitablemente afectarán al resto de principios del listado. No dejéis nunca para mañana lo que podáis hacer hoy.

De puertas afuera:

  1. 6. Priorizar la experiencia del cliente

Por si aún no lo sabéis, para nosotros sois muy especiales, nuestra auténtica razón de ser. Los que marcan el éxito o fracaso de cualquier empresa son sus clientes. 

Y por ello conviene hacerse de forma recurrente las mismas preguntas: ¿Os hacemos sentir así? ¿Estáis contentos con nuestra relación profesional? ¿Respondemos correctamente a todas vuestras necesidades? ¿Comprendemos vuestra marca y lo que queréis que hagamos por ella? 

Somos conscientes de que vuestra satisfacción puede ser variable en el tiempo, o que se pueden producir cambios en vuestro contexto. De ahí que nos hayamos propuesto seguir muy encima vuestra, para asegurarnos de que todo va como debería. Aunque nos llaméis pesados. 

  1. 7. Aprender de nuestro entorno

Investigar el mercado en el que actuamos y saber aprender de la competencia es una tarea primordial. Nos permitirá tener pistas inequívocas de lo que estamos haciendo bien, y también de lo que hacemos mal, que algo habrá. 

Debemos compararnos con nuestros competidores constantemente, pero no para decir “somos los mejores” (o peores), sino para detectar qué se está haciendo bien ahí fuera y cómo nosotros mismos podríamos mejorar. Mucho ojo con esto, que no se trata de copiar. Es importante seguir siendo fieles a nosotros mismos, pero también dejar de vez en cuando de mirarnos el ombligo, nos permitirá innovar y seguir siendo dinámicos. 

  1. 8. Hacer autocrítica (constructiva)

Una vez finalizado un proyecto o trabajo, no podemos olvidarnos de él sin más. Siempre es aconsejable echar la vista atrás y aprender de los posibles errores cometidos en el pasado. 

Somos humanos, todos nos equivocamos. Una afirmación impepinable, tanto como que también se aprende de los errores y experiencias negativas. Aunque a veces duela o nos cueste reconocerlo. Analizando esos deslices pasados contaremos con los mecanismos necesarios para reaccionar a tiempo en el futuro y no tropezar tres veces con la misma piedra. 

  1. 9. Afrontar nuevos retos 

Cuántas veces habréis oído que los cambios son buenos, y que hay que salir de nuestra zona de confort. Haciéndolo, nuevos retos e ilusiones surgirán tras cada esquina. Pero antes de expandir nuestra actividad, debemos ser muy conscientes de nuestro ámbito de actuación y no perder de vista todo lo que nos caracteriza y nos hace diferentes. No debemos dormir con extraños sin antes conocernos muy bien a nosotros mismos.

Teniéndolo claro, se trata de encontrar los mecanismos y resortes que nos permitan a acceder a nuevos públicos, realizar las inversiones adecuadas, plantear nuevas estrategias, diversificar nuestra actividad o abrirnos a un nuevo ámbito geográfico. 

Nunca debemos tener miedo a asumir nuevos proyectos, pero siempre con nuestra personalidad intacta e ilusiones renovadas. 

  1. 10. Seguir dejando huella

Ya lo destacamos al principio de esta entrada. Tan importante o más que trabajar correctamente en los puntos anteriores y conseguir que todo el equipo los interiorice, es la determinación que tengamos para conseguirlos. 

Y nos hemos propuesto seguir así de perseverantes, constantes y firmes. ¿Qué objetivos tenéis vosotros? 

Os invitamos a compartir nuestra la ilusión y hacer uso de este recetario, cura perfecta para la apatía empresarial. Seguro que os será de utilidad para afrontar el año con optimismo, nuevas perspectivas y energías renovadas. 

Sigamos soñando despiertos. Lo mejor aún está por venir. 

¿Hablamos?